Una de las principales, y nada cuestionada, medidas de bioseguridad en las explotaciones porcinas (granjas de cerdas, cuarentenas, destetes, engordes, centros de inseminación, etc.) es el cambio total de ropa y la ducha a la entrada de la explotación.

 

Desafortunadamente, en muchas empresas el vestuario no se utiliza como tal. A menudo es una zona de almacenamiento, que poco o nunca se limpia, en los peores casos con presencia de ratones y / o moscas, donde no se dispone de ropa para cambiarse, así como del espacio necesario para ello.

 

Este puede ser el punto de entrada fácil de patógenos y enfermedades que pueden afectar gravemente a los animales.

Si bien la normativa lo exige, la realidad es que en muchas explotaciones el vestuario no cumple las condiciones mínimas de higiene y salubridad.   En estos momentos es imprescindible, por las amenazas sanitarias que nos rodean, utilizar bolsas en los pies antes de traspasar el vallado perimetral exterior, pasar por un pediluvio con solución desinfectante antes de traspasar el vallado perimetral interior y, una vez en el vestuario, manteniendo siempre el calzado privado cubierto con bolsas en los pies, guardar toda la ropa en el perchero, entrar en la ducha, enjabonarse bien cuerpo y cabello, si es necesario dos veces, y enjuagarse a conciencia. A continuación, ya se puede acceder a la parte limpia de los vestuarios.   En este espacio debemos disponer de toallas limpias, secador para el cabello y ropa corporativa de calidad, plegada y también limpia.   Es en este momento cuando podemos afirmar con rotundidad que el riesgo de entrada de patógenos o enfermedades por esta vía es y será, si no nulo, mínimo. Reflexionemos.

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